viernes, 6 de agosto de 2010

LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ESTÁ “IN” por ReXiste Riot GrrrL





LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ESTÁ “IN” por ReXiste Riot GrrrL


“Mi cuerpo se estremeció. Sus gritos eran desgarradores. No sabía qué hacer. Llamé a la policía. Nunca llegaron.”
“Es que pegarle a la mujer está “in”. Actores, políticos, abogados, artistas… Todos lo hacen.”
Pues sí, efectivamente la violencia contra las mujeres está “in”, especialmente porque lo único que produce es INdiferencia.
INsultos, INjurias, humillaciones y discriminaciones sufren las mujeres en nuestro país incluso desde antes de su nacimiento.
“Estoy esperando un hijo”
Nunca se dice que se está esperando una hija a menos que se demuestre con una ecografía, como quien dice, es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Porque sí, todavía los hombres se siente frustrados si su descendiente no es un “varoncito”…
Luego, las mujeres en Colombia son víctimas de innumerables tipos de violencia. No sólo existe la violencia física. Ninguna mujer se puede escapar, es un problema que nos afecta a TODAS. No importa tu edad, dónde vivas ni qué hagas, esto te interesa a ti también.
Esos múltiples tipos de violencia los podría clasificar en tres grandes grupos que llamaré: La violencia intra-familiar, la violencia militar y la violencia urbana, las cuales se basan en tres principios que están muy “in”: La INsensibilidad del agresor que se cree con el poder de lastimar a otra persona, la INdefensión de la víctima que no posee herramientas para protegerse y la INjusticia a la que somos confrontadas pues los procesos judiciales contra los violadores de los derechos de las mujeres no son para nada eficaces.
Impotencia e impunidad están entonces a la orden del día. Las mujeres nunca hemos sido educadas para responder a este tipo de agresiones, siempre se nos ha enseñado a ser sumisas, a callar, a aguantar, a obedecer, en fin, a no perturbar el orden social creado por los hombres diciendo que es por nuestro propio bien.
“Si haces caso, no te pego”



Violencia Intra-familiar
Es de la que más nos hablan, la más mediatizada y aún así no se hace nada al respecto. Campañas, casas de refugio y ayuda, y las mujeres seguimos dejándonos. En nombre de lxs hijxs, del amor, incluso dizque en nombre de un juramento hecho a Dios, encontramos todas las excusas posibles para no actuar en contra de nuestro agresor. Pero lo que más impide a las mujeres a denunciar son las amenazas, el miedo. “Si dices algo te mato/me llevo lxs niñxs…” la lista es larga.
Violencia física, psicológica, sexual…? Sí, si es posible que un hombre viole a su esposa, el hecho de que estén casados no le da ningún derecho a pasar por encima de la mujer y obligarla a hacer lo que no quiere hacer.
“Cada vez me pega más fuerte y si me niego a tener relaciones con él, es peor. Me tapa la boca para que los vecinos no escuchen mis gritos. De todas maneras cuando logro pedir ayuda, nadie se mete por que él es policía. Mi familia también lo sabe, pero dicen que es mi deber como esposa complacer a mi marido.”
Pero aparte de los golpes, las humillaciones, los gritos, las violaciones, hay otros tipos de violencia intra-familiar que normalmente no son considerados como tales: La explotación y la desposesión de propiedad material y corporal.
En nombre de un discurso de “compensación” las mujeres se ven obligadas a trabajar el doble del tiempo que sus esposos y a cambio reciben solamente la “manutención”, es decir, un techo y la comida. Si las horas de trabajo de las mujeres amas de casa fueran remuneradas justamente, ganarían mucho más que sus esposos, y qué decir de las mujeres que tienen un trabajo remunerado y aún así cuando llegan a la casa tienen que ocuparse de lxs hijxs, la comida, el aseo, etc. Mientras que los hombres cuando llegan del trabajo no tienen que mover un dedo porque su esposa está en la obligación de retribuir en trabajo doméstico lo que él aporta en dinero. Así pues, las mujeres se ven atrapadas en una falsa reciprocidad de la que no son conscientes. Con la idea de cumplir con una obligación social y natural, por su condición como esposas (de por sí el término qué nos evoca?) y como mujeres, son explotadas y completamente desvalorizadas.
Y además de esto, al ser su trabajo doméstico no remunerado, nunca tendrán acceso a la propiedad material. La casa, el carro, los muebles, la comida, todo lo ha comprado su esposo, y aunque ella aporte su trabajo al sostenimiento del hogar, nunca tendrá el derecho a reclamarlos como suyos. Pero aún peor es la pérdida de propiedad de sus propios cuerpos. Desde el día en que firma el acta de matrimonio, la mujer está socialmente condicionada y obligada a satisfacer las necesidades físicas y sexuales de su marido. Su cuerpo se pone a disposición del otro, ella pierde su autonomía. Ella debe alimentarlo, asegurarse de que viva en un lugar limpio y ordenado para que descanse cuando llegue del trabajo, y debe también cumplir todos sus deseos y satisfacer sus impulsos. Y si ella no quiere tener hijxs: Tenaz. Los hombres son capaces de violar a sus esposas para obligarlas a tener la cantidad de hijxs que ellos desean.
“después van a pensar que no soy lo suficientemente hombre para preñarla”
La mujer que está envuelta por las reglas de la familia tradicional se encuentra sin propiedad material ni corporal, sin trabajo remunerado, maltratada y humillada. Cualquier parecido con la esclavitud NO es pura coincidencia.



Violencia Militar
50 años de guerra que siguen avanzado en nuestro país y hasta ahora se comienza hablar públicamente de las mujeres que han sufrido cruelmente, que han sido tratadas como trofeo de guerra y a las que sus cuerpos han sido invadidos como si fueran un territorio a poseer a la fuerza.
Están las madres cuyos hijos han muerto en nombre de un país que no hace nada por ellos. Están las mujeres y niñas violadas por miembros tanto de la guerrilla, como paramilitares y soldados del ejército (colombiano y estadounidense!). Están las niñas incentivadas a participar en la guerra y cuyxs hijxs son arrebatados sin piedad, si es que nacen, porque son obligadas a abortar en condiciones de insalubridad increíbles. Están las mujeres violadas, humilladas, torturadas y mutiladas para vulnerar e intimidar una población para que abandone un territorio. Están las jovencitas secuestradas y apropiadas por algún “jefe” que las obliga a ser sus esclavas sexuales.
“Fui violada por seis soldados al mismo tiempo, y luego fui humillada por ello por mi familia, que seguramente me lo busqué, que debería estar en la casa, y mi marido no me volvió a tocar. Igual ya no quiero que nadie me toque. Me siento sucia.”
En todos los casos, triple es la humillación a la que se ven sometidas: Primero en el acto criminal como tal, luego por su familia y amigxs que no la van a volver a mirar con los mismos ojos y la van a juzgar por lo sucedido y después está la INjusticia pues las autoridades respectivas no garantizan la protección de sus derechos NI el castigo al culpable.
Violencia Urbana
Me refiero con el término “violencia urbana” a todos los tipos de violencia contra la mujer que tienen lugar en un contexto de ciudad. Esto no quiere decir que tampoco pase en las zonas rurales pero cuyos puntos de concentración y mayor afluencia son las ciudades.
“Uy, mamita rica, si así como camina cocina…” (Cualquiera sabe qué sigue)
Las miradas morbosas y comentarios realmente asquerosos que las mujeres “deben” soportar cuando salen a la calle (esos mismos que se banalizan en Facebook), incluso desde una edad temprana. Inclusive están los que se atreven a tocarnos con todo el orgullo del mundo de mostrando ante los hombres y mujeres testigxs su gran “hombría”, su poder de apropiarse del cuerpo de la mujer y, además, con toda la seguridad de que nadie va a decir nada, tal vez lo único que se escuchará son las palabras de aliento de sus amigos por tan grande hazaña. Personalmente me desagrada salir a la calle y soportar ese tipo de comportamiento masculino. Mejor ni salir de la casa… ¿? O será mejor salir llevando puesto uno de esos vestidos largos y holgados que usan las musulmanas?
Las mujeres nos encontramos pues en un permanente toque de queda. La calle no nos pertenece. Ese es el precio a pagar por salir de “nuestro” territorio (ni siquiera allí tenemos poder): la casa.
A esto se les suma también un tipo de violencia visual/mediática gracias a la cual nos vemos obligadas a consumir imágenes donde se nos muestra como un vil producto de mercado, con todo y código de barras incluido.
Así pues, todas las mujeres somos de una u otra manera afectadas directamente por una violencia machista que parece muy difícil de erradicar, pero no hay que parar de luchar. En lugar de que se diga que la violencia contra la mujer está “in” prefiero que se diga que la lucha contra la violencia machista está “in” pero no “in” como de moda pasajera sino como una meta que nos tenemos que proponer y en la cual debemos de trabajar INtensamente.
En lugar de impotencia, impunidad, insensibilidad, injusticia, inoperancia, insuficiencia, ineficacia, incumplimiento, inseguridad, propongo un “in” de Insumisión para no callar y reaccionar ante estas humillaciones, para levantarnos contra las reglas y leyes que impiden nuestra libertad y una verdadera protección y proponer un nuevo modelo de sociedad, donde hombres y mujeres tengamos una posición de igualdad tanto en la casa como en la calle, en el trabajo, en el lugar de estudio, etc. Un “in” de independencia, para que las mujeres seamos remuneradas y nuestro trabajo doméstico sea valorado como cualquier otro tipo de trabajo, para que no tengamos que depender ni económica ni sentimentalmente de un hombre sino más bien para que podamos tener vidas libres de ataduras. Un “in” de información, de innovación, de inclusión, para que cada día se creen nuevas y mejores políticas de apoyo y protección para las mujeres, cada vez más adaptadas a nuestras particularidades, y que nos faciliten el acceso y la comprensión de las leyes protectoras ya existentes. Un “in” de incineración, para reducir a cenizas todas esas actitudes y tradiciones que atropellan a la mujer en todo su ser y pensar, cenizas que los vientos de libertad se lleven en sus corrientes.
Y sobre todo un “in” de insurrección, porque las mujeres debemos seguir levantando nuestros puños y nuestras voces por un futuro mejor, debemos continuar con firmeza y con amor hacia la construcción de una sociedad menos injusta, porque somos muchas y podemos acabar con el machismo si nos ponemos de acuerdo y si invitamos a los hombres a hacer parte de nuestra lucha, y que la mujer y el hombre caminen solidarios bajo la misma meta. Para que se vuelva una lucha de todas y todos por la igualdad de género, por la erradicación de la violencia en todas sus formas.
NO MAS VIOLENCIA!!!, LA VIOLENCIA SOLO DEMUESTRA LA COBARDIA DE AQUELLXS QUE SE CREEN SUPERIORES.

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