jueves, 22 de abril de 2010

TODAS Y TODOS SOMOS FELICIANO


“Otro criterio establecido en la Minga es la solidaridad, la solidaridad que nos lleva a la autoprotecció n de nosotros; aquí nadie nos protege, o creen que la seguridad democrática nos protege? O creen que el ejército, la policía son protección para nosotros? O creen que la red de informantes es protección para nosotros. La autoprotecció n de la Minga debemos construirla nosotros para romper estas lógicas de seguridad, se tejen formas de seguridad pensando en nosotros, autoprotecció n desde la solidaridad…”Feliciano Valencia


Han tocado de nuevo a un Minguero; esta vez para fortuna de nuestro entrañable compañero, de su familia, del proceso y del país, su detención tuvo un final feliz; tenían tan pocas bases que se vieron abocados a soltarlo. Pero el zarpazo de los enemigos de la vida contra FELICIANO es contra toda la Minga, es contra el pueblo colombiano al que dicen defender. Miren señores que están advertidos, les decimos a todos ustedes los que intentan seguir haciendo de Colombia un campo de sangre, de autoritarismo y represión, que no lo van a lograr, que las artimañas que durante tantos años han utilizado para lograr sus propósitos, están ya a la vista del pueblo colombiano, muy descubiertas, les advertimos que midan bien sus pasos porque el país está despertando; que el movimiento social, indígena, campesino, negro, sindical, estudiantil, político progresista, de derechos humanos, de mujeres, el pueblo que se está organizando en contra del sometimiento por el régimen del terror, de la manipulación, del saqueo entreguista está abriendo los ojos; ya no estamos viviendo la historia de hace quinientos años, hoy el pueblo de a pie no traga entero sus mentiras y llegará un momento en que no aguantará más.
Sabemos que la confianza que le han dado al régimen las elecciones pasadas, el apoyo de Estados Unidos, la impunidad en que se suceden una tras otras sus acciones, avalada por la indiferencia internacional y la manipulación ideológica sistemática en que mantienen al pueblo, les acrecienta su poderío, su arrogancia y su prepotencia pero es ahí mismo en donde encontrarán su propia caída porque como reza la sabiduría popular, no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo resista. Es mejor que se abstengan de seguirnos retando; FELICIANO VALENCIA, es un Minguero y la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, recoge la voz del pueblo, de los millones de empobrecidos/ as y explotados/as que habitamos los campos y las ciudades las universidades, los colegios, las fábricas de este país.
Hacemos un llamado a todos/as los mingueros y mingueras para que en cada región diseñen estrategias de cuidado, comunicación propia y autoprotecció n para que lo sucedido al compañero FELICIANO y a PIEDAD CÓRDOBA no se repita, no nos tome por descuido; no olvidemos que en estas épocas preelectorales se agudiza la represión para sembrar miedo, desconfianza e incertidumbre; que la estigmatizació n, las judicializaciones, los montajes, son parte del mismo esquema de represión que no descansa. No se puede ser incautos/as, los enemigos de la vida no cejarán hasta en su empeño por destruir toda forma de resistencia a su régimen, pero la fuerza de la verdad que defendemos, la sencillez para seguir construyendo colectivamente propuestas de vida y cuidado con nuestros pueblos, la fuerza de la razón, son las armas con que venceremos la derrota que quieren imponernos.
Exigimos al gobierno colombiano y todas las instituciones que dicen defender, que respeten la ley y la constitución que nos concede el derecho a organizarnos, a movilizarnos, a enrumbar nuestro proyecto de vida como pueblo, por senderos de dignidad, justicia, libertad y democracia real.
Instamos a los organismos internacionales de Derechos humanos, a las Naciones Unidas, a todas las instancias de protección a que investiguen, sancionen y ajusten los mecanismos de justicia internacional frente a lo ocurrido con el compañero FELICIANO VALENCIA y todos los hechos que sistemáticamente se dan en Colombia bajo esta política del terrorismo de estado.
Hacemos un llamado a la solidaridad y a la lucha, a todo el pueblo colombiano, a las mujeres, a las organizaciones nacionales e internacionales para acompañar con fortaleza el proceso de la Minga de Resistencia Social y Comunitaria y rodearlo para su preservación como símbolo de vida y resistencia en el país.

sábado, 10 de abril de 2010

POEMAS DE JUDITH MALINA (poeta, actriz, directora y productora, anarquista, estadounidense, del siglo XX).


AMOR Y POLÍTICA.

cuando navegaba por la isla Ciprus

en bote

vi emerger del agua

la cabeza de Afrodita

le dije: "soy anarquista

y no voto"

me contestó: "me parece bien".





le dije: "¡oh! invención de

la mente clásica

¡eres ciega

frente a temas importantes!

ella asintió

por no ser descortés

y me dijo: "hasta luego"

"quédate" le pedí

"hay muchas cosas

que deberíamos conversar:

el poder de reyes

innecesarios,

la opresión sexual

de la que habla Safo…"

pero ella sólo

se sumergió

de vuelta en el mar.

El significado del “cero” en tiempos de la Neocolonización

Contra las bases.




En julio de 2009, en un noticiero nacional, el embajador de los Estado Unidos William Brownfield pronunció las siguientes palabras acerca de las nuevas bases militares norteamericanas en Colombia: “No existe ninguna amenaza en lo que se refiere a las bases militares, absolutamente cero, ¿entienden lo que es cero? Cero es un número entre el uno y el… el uno y… el uno y el menos uno”. En el titubeo de Brownfield para explicar a los neocolonizados el “cero”, se pone de manifiesto, no precisamente la ineptitud matemática del embajador, sino lo difícil que es hacerle comprender al pueblo colombiano el significado de dicho número. Especialmente cuando éste ha sido utilizado repetidamente por los estadounidenses para explicarnos que sus intervenciones en nuestro país no representan ningún tipo de amenaza.

Seguramente, en la época de la “United Fruit Company” el gerente de este enclave le decía a los trabajadores colombianos que el daño que dicha empresa ocasionaría a nuestra economía sería absolutamente “cero”, tal como años después sigue sosteniendo la “Chiquita Brands” que el número de violaciones a los derechos humanos cometidas por su multinacional se reduce a “cero”. “Cero” es también la cantidad de aviones y técnicos de inteligencia gringos que conviven desde hace ya unos años en las bases de Tres Esquinas, Larandia y Villavicencio en el Caquetá y el Meta y “cero” son las intervenciones directas de los Sin embargo, mientras los colombianos creemos en el “cero” de los estadounidenses y las élites criollas, los pueblos y gobiernos vecinos –lejos del control ideológico que genera la seguridad democrática colombiana combinada con las cajitas felices de McDonalds– han reaccionado categóricamente en contra las bases militares gringas en nuestro país. Desde Venezuela se dice, con justa razón, que Colombia se está convirtiendo en el “Israel de Latinoamérica” mientras que en Ecuador se acaba la base de Manta y en Bolivia se va al Mercosur para rechazar sin ambages la intervención estadounidense. Por eso, para vaciar de significado el “cero” de los gringos y de la oligarquía colombiana, hay que decirlo con claridad: lo que los gringos llaman cero es un número que entre el uno y el menos uno recoge un plan geoestratégico para controlar la región, violar la soberanía de los pueblos, apoderarse de los recursos y los territorios colombianos y avanzar hacia el dominio de la Amazonía.estadounidenses en el Plan Colombia, después Plan Patriota.

Ahora, casi a 200 años de celebrar nuestra incompleta independencia, los estadounidenses junto con el gobierno mafioso de turno –funcional como nunca a la oligarquía de siempre– nos dicen con tartamudeos fingidamente graciosos que las tres bases áreas en Apiay, Malambo y Palanquero y las dos navales en Málaga y Cartagena no representan ningún peligro para nuestra vida, para nuestra soberanía, para nuestra permanencia en el territorio. Así, el canciller colombiano Jaime Bermúdez explica que las bases son parte de “una cooperación eficaz sin perder la soberanía” y que su único uso es “enfrentar el terrorismo y el narcotráfico”. El gobierno, recurriendo también al “cero” –pero esta vez sin necesidad de tartamudear como los gringos– aprovecha el fanatismo patriótico que generan los conciertos masivos del 20 de julio para convencer al pueblo colombiano que la invasión gringa es absolutamente nula.